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Michael Jackson fue sepultado el jueves, a más de dos meses de su muerte, en un ataúd dorado adornado con una corona llena de joyas que le colocaron sus hijos.
Al último adiós del Rey del Pop asistieron celebridades como Elizabeth Taylor, Barry Bonds, Macaulay Culkin y la ex esposa de Jackson, Lisa Marie Presley. El servicio privado se realizó fuera del impresionante mausoleo de Forest Lawn Glendale.
Cuando el servicio de una hora y media terminó la madre de Jackson parecía muy perturbada y tuvo que ser escoltada hasta su auto, según un invitado al servicio. La persona, que pidió no ser identificada por la seriedad del asunto, dijo que el servicio fue sencillo, pero conmovedor.
Gladys Knight cantó para la ceremonia y Clifton Davis interpretó "Never Can Say Goodbye". Un ministro habló brevemente, aunque no hubo una lectura de la Biblia. Los amigos de Jackson y sus familiares tuvieron la oportunidad de hablar y varios expresaron su admiración por la familia Jackson.
También recordaron el sentido del humor de Michael y aseguraron que si estuviera con ellos continuaría riendo y sonriendo.
Luego de estas participaciones, los asistentes se pusieron de pie y siguieron al ataúd profusamente adornado, al tiempo que los cinco hermanos del cantante lo transportaban hacia el mausoleo. Cada uno tenía puesta una corbata roja y un guante adornado con brillantes.
La hija de Jackson, Paris, de 11 años, lloró, mientras el grupo entraba al imponente edificio y su tía LaToya acudió a reconfortarla.
Dentro del mausoleo, Gladys Knight interpretó el himno "Our Father", que hizo llorar a más de uno. Katherine Jackson apenas logró llegar al mausoleo, conmovida.
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